Entrevista a un enceser – Parte 2
Cuando hablamos que en BonAmb respetamos y ponemos en alza nuestro entorno no solo hablamos de trabajar con producto de proximidad, elaborar una cocina con la mínima merma y ser un restaurante sostenible. Cuando afirmamos que queremos honrar la cultura de la Marina Alta, lo hacemos aprendiendo de su tradición, conociendo a su gente y escuchando a los grandes protagonistas que han escrito su historia. Para nuestra temporada 2023 nos hemos sumergido en el mundo de Les Pesqueres, puntos de pesca singulares y peligrosos en los acantilados de nuestra zona. Hemos hablado con Ximo Pastor, uno de aquellos valientes encesers que pescaban en estas pesqueras por una vida mejor.
¿Qué pescaba en su Pesquera?
«En la costa, fuera de la Pesquera, cogíamos pescado de roca que llevábamos a casa para comer. En nuestra zona se cogía pequeño marisco, caracolas, tomates de mar, erizos…ya en la Pesquera lo que se capturaba era pescado de escama como obladas, alguna aguja, algún sargo, algún mero…y de pescado de tinta, sepia y calamar y algún pulpo. Estas pescas tenían un gran valor y cada mañana estábamos deseando volver a casa para venderlo en el pueblo. Aquí en la Calle Mayor de Benitatxell había días que se ponían hasta veinte puestos de venta de pescado y marisco. Allí, nuestro capazo entero se vendía en poco tiempo.»
¿Y para pescar esas capturas, que materiales usaba?
«Cada uno tenía sus propios aparejos. Yo solía llevar una caña con aparejo fino para coger obladas y dos “fluixes”, que son dos hilos de nailon, bastante gruesos para que no se enreden, que se le engancha un anzuelo, pero no con la idea de pinchar al pez, sino de aguantar una carnaza. Se pinchaba esta carnaza para moverla y atraer a la verdadera captura, cuando estaba cerca de mí, la pescaba con el salabre.
Para pescar con el arte de l’Encesa también existían otros materiales como El Rall (red circular), guantes de piel, tijeras, cuchillos, etc…»