DANZA ASIÁTICA Y FOLKLORE PORTUGUÉS:
CRÓNICA DE UN VIAJE A ASIA
Parte 3
Final del viaje
En un hotel de Macao de decoración sobrecargada, nuestros tres amigos están preparados para el comienzo del congreso de gastronomía que les ha llevado hasta allí. Mientras esperan a ser recogidos por la organización, recuerdan la gran noche gastronómica vivida el día anterior.
Poco a poco van subiendo al autobús que les tiene que conducir a uno de los emblemas más característicos de Macao: la gran torre. En el trayecto viven una situación variopinta y multicultural con todos los invitados que acompañan a los tres viajeros. Personas de todas las partes del mundo cruzan conversaciones e interactúan de manera nerviosa, ante el gran acontecimiento que les espera. Nuestro chef observa esa escena, asombrado por los excéntricos personajes presentes y pensando en la riqueza de aquel evento.
Ya en el lugar del congreso, los tres compañeros vivieron en sus carnes la excesiva hospitalidad y generosidad del acto de inauguración, transcurrido mediante un espectáculo, algo surrealista, de danza asiática y folklore portugués, acompañado con música regional. Esto solo era el comienzo del evento y ya se habían quedado sin palabras.
El congreso transcurrió oficialmente como cualquier otro, largos formalismos, múltiples saludos e inacabables apretones de manos. Y llegó el turno de nuestro chef. Con la misma ilusión y pasión con la que cocina cada día, intentó exponer toda la fuerza de la Marina Alta, el Mar Mediterráneo y sus agentes, haciéndolo de un modo muy cercano.
Sin embargo, con el final de la ponencia, no acabó esta aventura de los tres viajeros. Una llamada inesperada les llevaría a su última sorpresa de este viaje. Un gran embajador de la gastronomía asiática, les sumergiría en el Macao más profundo, dándoles a conocer todos los matices gastronómicos aportados por la mezcla cultural existente en la zona y siempre con una gran hospitalidad.
Y esta guinda del pastel les volvió a confirmar la gran experiencia que se llevaron de este intenso viaje. Había merecido la pena todas y cada una de las cosas vividas durante el viaje y sobre todo el descubrimiento de los lugares inesperados, las inesperadas personas conocidas y los momentos gastronómicos inesperados.
Alberto Ferruz: “en mis viajes siempre tengo la sensación que el momento que más me gusta es el trayecto entre un destino y otro, porque al saber que no esto en ningún lado en concreto, me siento libre”.