BonAmb: Pasión, Ilusión y Trabajo

No quisiéramos comenzar este viaje gastronómico lleno de historias y emociones, sin antes agradecer a todos los que, de un modo u otro, nos habéis seguido, apoyado y querido desde que este maravilloso proyecto vió la luz allá por julio de 2011. Porque BonAmb nació con el único objetivo de dar de comer, uno de los mayores placeres de la vida, pudiendo así hacer realidad cada día lo que comenzó y sigue siendo un sueño.

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Como en todo sueño, destacan los símbolos, las imágenes y los colores, en ocasiones tan reales que incluso captamos los aromas y las texturas, por lo que desde su inicio tuvimos claro cuáles debían ser los nuestros. Los símbolos, nuestro algarrobo y el montgó, con cientos o miles de años de historia e historias de las que tenemos el placer y honor de servirnos para entender y amar nuestros orígenes, agarrándolos como identidad e inspiración a la hora de relacionarnos con el producto y las obras de artesanos locales que envuelven nuestro restaurante y entorno de un atmósfera genuina y acogedora. Las imágenes y colores, que cautivan y remueven la curiosidad del más esceptico, bañadas por el profundo y azul del mediterraneo. Y por último, los aromas y las texturas que erizan la piel hasta provocar la exaltación más placentera de los sentidos.

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Sobre este marco destacan dos nombres propios, Alberto Ferruz y Pablo Catalá, los dos protagonistas de la cocina y la sala respectivamente. Ambos invadidos por la inquietud de la perfección, la mejora continua y la pasión por el detalle. Desde donde se forja el sueño, Alberto y todo su equipo trabajan de forma incansable por encontrar el resquicio de la excelencia , ese matiz con el que conquistar y esa imagen con la que cautivar. Pablo, la extensión perfecta de Alberto en la sala, es quien que nos hace vivir la experiencia en su máxima expresión, haciéndonos disfrutar y conectar con la experiencia BonAmb con todo detalle.

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Adentrándonos en la experiencia BonAmb, se produce el hallazgo, Serendipia, cuando te das cuenta de que la perfección no consiste en una sola forma o un solo sabor, sino que se trata de un conjunto, de una ecuación llena de variables, una unión mágica de aromas, sabores y colores. De lo que surgen las Gastrodipias, sorpresas y matices encontradas en el transcurso de la experiencia gastronómica. Todo ello siempre con una maravilloa puesta en escena que enaltece la función.

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Un sueño que queremos que continúe siendo tal y para lo que empleamos una pasión desmedida, una ferviente ilusión y un trabajo inagotable. Un sueño que ha vivido su climax en forma de sol y estrella, un climax provocado por el reconocimiento de las dos guías gastronómicas más prestigiosas del mundo, dos soles y dos estrellas que han apoyado e impulsado, más si cabía, el fin que os comentábamos al comienzo de este artículo y que siempre tenemos presente, dar de comer.