Nuestra temporada 2022 gira entorno de L’encesa, un arte de pesca milenario de la zona de nuestra Marina Alta. Rendimos homenaje a todos aquellos encesers que se jugaban la vida cada noche de invierno con el relato Enceser. Hoy el capítulo 6: El mercado.

«Toda la cosecha, que obteníamos de nuestro campo y huerto, la vendía mi mujer y mi hija mayor en los mercadillos de los pueblos de la Marina Alta. Frutas y verduras de temporada que se exponían públicamente para su comercio. La competencia era alta.

Cada jornada de mercadillo era una auténtica explosión de aromas, colores y texturas. El dorado de la uva Moscatel contrastado con el granate apagado de su pasa. Los saturados colores de tomates y nísperos. O los aromas intensos de los cítricos como naranjas, mandarinas y limones.

Con el producto de mar triplicábamos las ganancias, pero también era mucho más complejo el transporte y mantenimiento. Las sepias, calamares y pulpos capturados la noche anterior se vendían a primera hora de la mañana en el puesto y el pescado que no se vendía lo dejábamos en salazón.

Muchos días acudía yo mismo al mercadillo, ya que mi mujer no podía atender los dos puestos a la vez. Aprendí y disfruté de la vida en el mercadillo. Los códigos entre comerciantes, las noticias que se conocen en las conversaciones cruzadas o el arte del “regateo” con prácticamente las mismas personas todas las semanas.

Una vez vendido todo el producto posible volvíamos a casa, comíamos, trabajábamos un rato nuestro campo y de nuevo a descansar para afrontar otra noche más de trabajo en la pesquera.»