Nuestra temporada 2022 gira entorno de L’encesa, un arte de pesca milenario de la zona de nuestra Marina Alta. Rendimos homenaje a todos aquellos encesers que se jugaban la vida cada noche de invierno con el relato Enceser. Hoy el capítulo 8: El Mar.

«A mi mujer no le dije nada sobre el atraco de mi pesca por parte de unos piratas la semana pasada, para no preocuparle ya más de lo que está con los peligros de la pesca. Últimamente la notaba muy baja de ánimo por el estrés de todas estas semanas de trabajo y preocupaciones.

Se estaba acabando la temporada de l ’Encesa y eso se notaba porque cada vez había menos noches con mar en calma. Muchos de mis compañeros estaban arreglando sus pesqueras para dejarlas recogidas durante el año a la espera de la siguiente temporada de pesca. Sin embargo, era mi primer año, tenía la necesidad económica y la ilusión del primerizo y decidí continuar mi pesca durante 2 semanas más.

En mi última semana y pescando una noche de mucho viento, resbalé y caí al mar picado. Yo era uno de los pocos campesinos que sabía un poco nadar, pero aun así estuve varios segundos sin poder salir a la superficie para respirar. Casi me había rendido, cuando observé el reflejo de mi propia luz que estaba usando para pescar a unos diez metros a mi izquierda. Rápidamente recordé que cerca existía una roca que emergía del agua cuando había movimiento. Con mis últimos esfuerzos buceé con los ojos cerrados y gracias a Dios logré alcanzarla.

Ya había conseguido no morir ahogado. Ahora, sobre aquella pequeña roca, debía sobrevivir al frío, al oleaje y poder alcanzar de nuevo la tierra. No podía volver al agua con ese oleaje, pero tampoco podía tardar demasiado en intentarlo o entraría en hipotermia. Después de unos minutos decidí aprovechar una de las olas en dirección al acantilado para impulsarme hasta una de las rocas debajo de mi pesquera y lo conseguí.

Tardé varios minutos en entrar en calor junto a un pequeño fuego que hice en la cueva de mi pesquera, magullado, sangrando y tiritando. Observé que con la caída se había perdido toda la captura de la noche. No me importó demasiado, estaba vivo y por muy poco.»