Nuestra temporada 2022 gira entorno de L’encesa, un arte de pesca milenario de la zona de nuestra Marina Alta. Rendimos homenaje a todos aquellos encesers que se jugaban la vida cada noche de invierno con el relato Enceser. Hoy el capítulo 2: Huerto y Mar.
«Con cada pisada sobre la fría y húmeda tierra del bancal se me hunden los pies un poco más. Después de una semana entera de lluvias torrenciales y bajas temperaturas mi huerta está impracticable. La cosecha de este año será un auténtico desastre. Cada vez que levanto la cabeza veo el Mediterráneo y pienso en aquello que escuché anoche en el bar sobre los encesers que ganan dinero con la pesca de l’encesa.
Llevo toda mi vida dedicándome al campo. Mi familia ya se dedicaba a la agricultura y aprendí la profesión por tradición familiar, pero con el tiempo me he ido enamorando. Cada día veo como se obra el “milagro” de la vida en el huerto. Cuidar, mimar y ofrecer a mis clientes un producto artesanal es gratificante. Y esto hace merecer la pena cada hora de sufrido trabajo que hago.
El trabajo en el huerto es apasionante sí, pero también inestable. Estamos a merced del clima e influye directamente de mi economía. Esto ha sido siempre así, pero ahora con el cargo y responsabilidad que conlleva mantener a una familia, esta incertidumbre pesa mucho.
En nuestra zona la gente se gana la vida de dos grandes maneras: con el huerto o con el mar. La pesca también es una profesión dura y arriesgada. A lo largo de mi vida no he pescado demasiadas veces, pero l’encesa y ese importante dinero extra no para de darme vueltas a la cabeza.
Con el estado en el que tengo el campo y mis ganas de saber más sobre los encesers, hoy acabo antes mi jornada en el huerto. Recojo, limpio y guardo mis herramientas. Me baño, ceno algo con mi familia y me voy un rato al bar. Quiero encontrarme con mi amigo para que me diga el nombre de un enceser. He tomado la decisión de saber, aprender y probar con esa pesca.»